viernes, 19 de febrero de 2016


USOS HERBOLARIOS CONOCIDOS DEL CHAPARRO AMARGO


Nombre científico: Castela erecta Turpin subsp. texana (Torr. & A. Gray) Cronquist.
Otros nombres comunes: Palo amargoso, Amargoso, Bisbirinda, Chaparro amargoso, Chaparro, venenillo. 


Introducción

Durante muchos años se ha escrito acerca de la flora medicinal del país; pero, por regla general, los datos se encuentran dispersos en distintas publicaciones, muchas de ellas agotadas o sumamente raras, otras se ha escrito sin sustento de investigación y proliferando en una gran variedad de revistas o libros. Existe además una gran confusión por los nombres comunes y las localidades de las plantas, ya que invariablemente un mismo nombre común se puede referir a distintas especies biológicas. Los conocimientos sobre las plantas utilizadas como remedios se han ido transmitiendo de generación en generación a través de los años (Martínez, 1993; González, 1991; 2001;  Jiménez, 2004).

La ciencia moderna, en lo general, no ha aumentado en mucho los descubrimientos que los indígenas hicieron hace varios siglos, y se ha concretado a aplicar métodos más elevados de investigación, comprobando, en multitud de casos, las propiedades que los indígenas habían encontrado de modo empírico (Martínez, 1993).   

Dentro de la flora del Desierto Chihuahuense, sobresale una especie que desde los antiguos pobladores se ha venido utilizando con tres fines muy precisos: contra la disentería amibiana, aumento de la fluidez de la bilis y contra la inflamación de las vías biliares. Se sabe por datos sobre el territorio, que los indios lo utilizaban contra las diarreas y las fiebres, en maceraciones y extractos de la planta para envenenar las puntas de sus flechas. Por lo anterior, este trabajo pretende realizar una contribución al conocimiento y aplicación sobre el uso de las plantas y en especial del Chaparro amargo. 

Descripción de la especie

La familia botánica del Chaparro amargo (Simaroubaceae: familia de la Quassia), incluye árboles o arbustos espinosos de corteza generalmente amarga, con cavidades almacenadoras de aceite, con ramas jóvenes densamente pubescentes. Sus hojas son alternas, rara vez opuestas, flores numerosas y pequeñas. Los frutos en cápsulas o sámaras y semillas solitarias.

El género Castela incluye una serie de arbustos espinosos y árboles pequeños. Estos The castelas are native to the Americas, especially the tropical regions.son nativos de América, especialmente en las regiones tropicales. The genus was named for the French naturalist René Richard Louis Castel . El género fue nombrado en honor del naturalista francés René Richard Louis Castel. La diversidad del género en el mundo agrupa a unas 11 especies, 4 en México, 1 en el Altiplano Potosino.


Figura 1. El Chaparro amargo, arbusto espinoso

La especie que crece en la región, la Castela erecta,  es un arbusto de entre 0.5 a 2 m de alto, de corteza muy amarga. Las ramas están dispuestas de forma alterna con una espina terminal recta, ramas jóvenes con espinas laterales hasta de 4 mm de largo. Las hojas (Figura 2), se aglomeran en las axilas de las espinas, de ápice agudo y mucronado (espina), la nervadura principal muy evidente y de color amarillento, flores anaranjado-rojizas, frutos ovoides rojos y de una semilla.

  
Distribución geográfica:

El Chaparro amargo se distribuye desde Texas hasta Oaxaca en México y norte de Suramérica. En México se encuentra en los estados de Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y Tamaulipas.

Ecología:
El clima donde crece eventualmente esta especie es el clima tropical semiárido-seco, con lluvias durante la época de cálida del año, y evaporación intensa, debida a la fuerte luminosidad y baja cantidad de humedad atmosférica (Cuadro 1) En todo el altiplano crece por elevaciones entre los 1400 hasta 2100 m de altitud, sobre suelos pobres en materia orgánica; arcillosos, de origen aluvial y coluvial. En las zonas semiplanas de lomeríos y bajadas (Figuras 2 y 3), lo hace sobre suelos rocosos y pedregosos de origen calizo. Forma parte de las comunidades de los bosques de mezquite (mezquitales), sobre todo en matorrales xerófílos (tipo micrófílos).
ESTACION
COORD.
ALT.(m)
AÑOS
P. (mm)
T. (°C)
TIPO
CATORCE FF CC
23°41´100°53´
1820
10
269.8
18.3
BS0kw (x´)
CEDRAL
23°49´100°44´
1730
20
343.9
17.5
BS0kx´
COYOTILLOS
23°17´101°12´
2200
15
401.9
14.6
BS0kw
CHARCAS
23°08´101°07´
2057
26
356.2
17.2
BS0kw
GUANAME
22°52´101°15´
1940
10
462.9
16.9
BS1kw
LA MAROMA
23°28´100°59´
1940
14
325.8
17.7
BS0kw (x´)
LA PRESA
23°29´100°49´
1600
15
487.1
18.6
BS0hw (X´)
LA REFORMA
21°45´101°38´
2060
12
330.7
16.2
BS1kw
VANEGAS
23°53´100°57´
1730
14
302.3
16.4
BS0hx´
LA VICTORIA
23°37´101°23´
2140
9
295
15.6
BS0kw (X´)

Cuadro 1. Localización y caracterización climática de algunas estaciones meteorológicas donde crece el chaparro amargo (Giménez y González, 2011).


Figura 2 y 3. Hábitat natural del Chaparro amargo, en el Altiplano Potosino

Fenología:
La floración y fructificación se presenta a lo largo de todo el año, es una planta de rápido crecimiento, cuyos tejidos se recuperan de manera extraordinaria.





                                                                  Figura 4. Castela erecta: follaje y fruto

Etnobotánica (Usos)

Precisar los usos de una especie con principios medicinales es realmente laborioso, es necesario repetir minuciosamente las “dosis”, levantar gran cantidad de datos sobre los usos y principalmente evaluar las dosificaciones para remedio que se describe. Esto se debe a que existe poca información que se tiene respecto al uso de la flora silvestre con propiedades medicinales, es de suma importancia realizar estudios para su llegar a  conocer, formas de uso y aplicaciones, además de precisar las condiciones ecológicas en que se encuentra cada especie.

A continuación enumeraremos los usos conocidos, las dosis referidas, partes usadas, remedios tradicionales, propiedades relevantes, etcétera, de la Castela erecta, arbusto conocido como “Chaparro amargo”

Las partes utilizadas de esta planta son: las hojas, corteza, tallo y raíz. Esta planta, según refiere Martínez (1993), fué estudiada por Nixon (1883) y posteriormente por otros autores, quienes llamaron la atención sobre su utilidad en la disentería  amibiana.

Por su parte el autor norteamericano P. Standley (1923), señala que la corteza del chaparro amargo es astringente (que tiene sustancias que ayudan a cortar la diarrea) y tiene propiedades tónicas (aumenta el vigor del organismo). Contiene además una droga, la Castamargina o amargosina, la castelagenina y la castelina  derivadas de las especies del género Castela, en México, se usa para tratamientos antiamibianos. 

En diferentes publicaciones se señalan múltiples usos de esta planta, sin embargo, es necesario el ensayo, probar y comprobar personalmente dichos usos. Con base en (González, 2015: en prensa), se pueden citar las siguientes:

Propiedades medicinales y usos tradicionales

Esta planta contiene clorofila sustancia pécticas, y varios glucósidos (señalados anteriormente) que le dan el sabor sumamente amargo, una pequeña cantidad de resina y sales minerales, predominando las sales del potasio, contiene una corta cantidad de ácido tánico. El uso de el  cocimiento de las hojas y los tallos de la planta tomado en ayunas en la proporciona del 4 % (unos 250 g de la planta para 1 litro de agua) descongestiona el hígado, aumenta la fluidez de la bilis, por lo que da buenos resultados en la inflamación de la vías biliares.

El glucósido substituye con ventajas a la emetina para combatir la disentería amibiana, en  efecto, se ha demostrado que destruye el  parásito, tanto en adulto como e n estado de desarrollo en los quistes que forma en la mucosa intestinal, haciendo desaparecer los molestos síntomas de la enfermedad, tales como los cólicos, pujos y las secreciones mucosas y la sanguinolentas de la enterocolitis disentérica.

Esa destrucción de el parásito impide también las consecuencias lejanas común en la disentería, tales como la formación de abscesos hepáticos, el reumatismo o artritis, complicaciones frecuentes en la disentería y la anemia profunda a que conduce por las hemorragias frecuentes que origina.  Además, el glucósido no provoca vómitos como la emetina, ni la depresión cardiaca que se observa cuando se  emplea esta última;  pudiéndose considerar que la castamargina está desprovista de toxicidad y por ello puede prescribirse aun a los pequeños con muy buen éxito. La raíz y el tallo masticados se utilizan para el  dolor del  estomago. La infusión se usa para el “empacho” también contra la alta temperatura, ulceras y para la vista

El uso de cocimiento provoca también cierta paralización de los movimientos peristálticos intestinales y a disminución de las secreciones del tubo digestivo, lo que favorece la acción  antidiarreica aun en las gastroenteritis que no son de origen  disentérico. También se utiliza para la alta temperatura, ulceras y para la vista.

A manera de conclusión podemos citar que el uso de las plantas en la actualidad, se basa muchas veces en “lo que dice la gente”, sin embargo este colaborador ha comprobado durante los últimos 10 años la eficacia de esta planta contra las amibas y por ende contra las diarreas, además de las secreciones biliares. Vivimos en un territorio de proliferación amibiana, por lo tanto se propone un uso sustentable de la planta. Debemos comenzar estudios que permitan conocer más sobre su biología, ecología y distribución. De igual forma, resulta necesario registrar aquellas especies que han sido aprovechadas tradicionalmente y que pueden formar parte del potencial vegetal aún  no explotado en el Altiplano Potosino. Es necesario conocer, recopilar y documentar realmente las relaciones que guardan las plantas con la población humana y que lo poco o mucho que se conoce sobre los vegetales medicinales no se pierda con la modernidad. 

Finalmente el autor agradece la deferencia a la publicación con el deseo que, desde el conocimiento y documentación, nos acerquemos con respeto y sensibilidad a nuestra vegetación natural, a sus usos, utilidades y manejo sustentable, y es que, como dijo Richard Evans Schultes (1989), considerado el padre de la etnobotánica que junto con Albert Hofmann autor del libro Plantas de los Dioses “La protección de los recursos etnobotánicos debe ser considerada entre los objetivos de máxima prioridad en materia de conservación. Fomentar esta protección, formar más etnobotánicos capaces de salvaguardar esta herencia y proveer fondos para los estudios de campo, deben ser metas para los conservacionistas de las próximas  décadas, de otra forma puede ser demasiado tarde"   

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Referencias:

Barba, D; M. Croce y M. Cerda. 2003. Plantas Útiles de la Región Semiárida de Aguascalientes. Universidad Autónoma de Aguascalientes. Primera Edición. Aguascalientes. 235 p.
Correl, D. y M.C. Johnston, 1970. 1979. Manual,of the Vascular Plants of Texas. Austin Texas. 1881 p.
Jiménez, I. 2004. En Foroughbakhch, R.; T. Torres y M.A. Alvarado (eds.). Las Plantas Útiles de las Zonas Áridas. Tópicos Selectos de Botánica. Facultad de Ciencias Biológicas (UANL). 245 p.   
Giménez, J. y O. González. 2011. Pisos de Vegetación de la Sierra de Catorce, S.L.P. y Territorios adyacentes (México). Acta Botánica 94:
González, O. 1991. Las Plantas Útiles del Municipio de Matehuala: Un Estudio Etnobotánico. Ediciones de la FCB-UANL. San Nicolás de Los Garza, N.L. 200 p. 
González, O. 2001. Catálogo Florístico Comentado de la Sierra de Catorce. San Luis Potosí. XV Congreso Mexicano de Botánica. Querétaro, Qro. México. 
Martínez, M. 1993. Las Plantas Medicinales de México. Ediciones Botas. Séptima Edición. 656 p.

Medina, R. y F. Chiang, 2001. Flora del Valle de Tehuacán-Cuicatlán. SIMAROUBACEAE  A. DC. Instituto de Biología. UNAM. 32: 1-5 

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